Ve a Dios como tu Padre amoroso
Escritura de hoy
"Yo seré para ustedes un Padre, y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el SEÑOR de los ejércitos".
2 CORINTIOS 6:18
Quizás al leer el relato de ayer de la parábola del hijo pródigo, luchas para relacionarte con Dios como tu Padre. A menudo veo esta lucha en personas que nunca experimentaron el amor de sus padres terrenales. Sus padres nunca estuvieron cerca de ellos, o los lastimaron terriblemente. Me acordé de esto cuando Lena, una dama de Washington, me escribió después de que su esposo, quien había pastoreado una iglesia durante veinte años con ella, abandonó a la familia y se alejó del ministerio.
Durante años oró por la curación y restauración de la familia por parte de Dios, pero después del divorcio y la posterior muerte de su exmarido, su hijo mayor, Jay, atravesó una verdadera crisis de fe. Le dijo a su mamá que aunque amaba a Dios, odiaba la iglesia. También adoptó un estilo de vida que giraba en torno a las mujeres, el alcohol y las drogas. Estaba claro que estaba extremadamente herido, y esos vicios eran su forma de curar el dolor y manejar la lucha que tenía por su padre.
Entonces, un día, Lena recibió su regalo mensual de mi ministerio a través de una cadena de televisión cristiana que ella apoya. Esta fue su reacción:
Pensé, "Genial ... otro libro para leer", y lo arrojé sobre la mesa. En ese momento, el Señor me habló y me dijo que le diera el libro a Jay. Pensé: “¿Estás loco, Señor? ¡Odia leer! " Pero escuché al Señor decir de nuevo: "¡Dale el libro para que lo lea!"
Aunque estaba seguro de que nunca leería el libro, llamé a la puerta de su habitación, entré y dije: “Jay, este libro llegó hoy y me preguntaba si quieres leerlo. Es fácil de leer y escuché que es un buen libro ". Se quitó los auriculares, me miró con disgusto y dijo: "Claro". Luego tomó el libro, lo arrojó sobre la cama y volvió a su videojuego. Salí y le dije al Señor: "Él no lo va a leer, pero allí se lo di".
Dos días después, le llevé el correo a Jay y estaba acostado en la cama leyendo el libro. ¡Casi me desmayo! Un par de días después, todavía estaba leyendo. ¡Yo no lo podía creer!
Después de unos días, Jay entró a la sala y me dijo: "Mamá, pensé que Dios no me estaba curando la espalda porque no vivo bien, ¡pero Dios me va a curar porque me ama!" Y me dijo que quería regalar el libro a sus amigos, así que acepté comprarle seis más para regalar y uno para mí.
¡Qué respuesta a mi oración! ¡Sé que Dios ha comenzado una obra en el corazón de Jay, y espero que Él continúe con esta obra y haga lo mismo por mis otros hijos! ¡Es hora de que los pródigos regresen a casa y que los corazones de los padres se vuelvan hacia sus hijos! ¡Dios es tan asombroso!
Dejemos a un lado nuestras ideas legalistas y distorsionadas acerca de Dios que pudimos haber recibido de nuestros propios padres. Da ese paso hacia tu Papá Dios incluso cuando hayas fallado y experimentes Su abrazo. Él te ama y te acepta tal como eres. Él no tiene ninguna condena para ti, sino todo el poder para ayudarte cuando fallas y te sientes derrotado.
Mi Padre que está en los cielos no tiene ninguna condenación para mí, sino todo el amor y el poder para ayudarme cuando fallo y me siento derrotado.
Oración de hoy
Padre, gracias por hacerme y llamarme Tu hijo. Cambia cualquier creencia errónea que tenga sobre ti que me ha mantenido en el miedo, la culpa y la inseguridad. Llena mi corazón todos los días con tu amor. Gracias porque nunca me exiges perfección y porque puedo
¡Miren cuánto nos ama nuestro Padre, porque nos llama sus hijos, y eso es lo que somos!
1 JUAN 3: 1 NTV
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