viernes, 7 de agosto de 2015

Hijitos míos, no pequéis


1 Juan 2:1-2
1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.


Hijitos míos....

En esta parte de la epístola Juan se está dirigiendo a los creyentes.

... estas cosas os escribo para que no pequéis....


Juan acaba de describir los errores de los docetístas gnósticos, los cuales decían que no había pecado y por lo tal vivían una vide licenciosa.





Ellos creían que el espíritu era bueno y la carne (el cuerpo) era malo, de modo que ellos vivían como querían ya que su cuerpo no importaba, lo único valioso para ellos era el conocimiento oculto que adquirían para de ese modo alcanzar la salvación.

Esto que les había escrito en la primera parte tenía el propósito de que a ellos no se le pegara el estilo de vida de los gnósticos y empezaran a vivir una vida pecaminosa.

Sabemos que aunque Dios no castiga el pecado, el pecado lleva en si su propio castigo, es decir, siempre trae consecuencias en nuestras vidas.

Pablo hablando del pecado dice en Romanos:

Romanos 6:1-2
1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

La gracia de Dios es siempre abundante para nosotros pero no debemos aprovechar esta bendición para vivir una vida de pecado.




... y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Tenemos una provisión para el pecado, nuestro abogado Jesucristo, quien derramó su sangre en la cruz por nosotros.

Hebreos 9:11-12
11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,
12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

Jesús ya obtuvo eterna redención para nosotros al derramar su sangre en esa cruz; así que cada vez que pecamos el presenta su sangre a Dios que nos declara inocentes.

No hay mas sacrificios, no hay más pagos, hemos recibido eterna redención. No como en el Antiguo Pacto en el que la ley prescribía sacrificios continuos por el perdón de pecados. La sangre de Jesucristo perdonó nuestros pecados presentes, pasados y futuros.

Hebreos 10:11-14
11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

La palabra propiciación significa la ofrenda hecho a un dios para aplacar su ira.

Por ejemplo, en las culturas antiguas echaban vivas a personas como ofrendas a los volcanes por erupcionar para aplacar la ira de su dios y evitar que erupcione. 

Jesús fue nuestra propiciación, fue el cordero de Dios muerto en esa cruz por el pecado del hombre para aplacar la justicia divina y tener a Dios propicio.

Romanos 3:24-26
24 Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

A fin de justificarnos Dios paso por alto nuestros pecados pasados y puso a Jesús como nuestra propiciación.

Colosenses 2:13-14
13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,
14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.

Por medio de la ofrenda de Jesucristo, Dios perdonó todos nuestros pecados, sean presentes, como pasados, como futuros.

No solo los pasados, porque es evidente que cuando Jesús pagó el precio de nuestro pecado en la cruz ninguno de nosotros había nacido, sino que nuestros pecados estaba en el futuro.

Por eso Juan les dice a los creyentes que consideren el andar de estos creyentes gnósticos para no tener un estilo de vida pecaminoso como ello; pero si alguno fue engañado y comenzó a pecar como ellos, el perdón está disponible ya que el precio fue pagado por Jesús en la cruz, y todos sus pecados, no solo los pasados, sino también los presentes y los futuros, ya fueron cancelados en la cruz.

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