jueves, 13 de agosto de 2015

Soy Tan Justo Como Dios Es Justo


Romanos 3:19-26 (Biblia Expandida de Fe)
19 Ahora bien, nosotros sabemos que todo lo que dice la Ley es válido para los que están bajo la Ley,a fin de que toda boca se calle y nadie pueda alegar inocencia y todo el mundo sea condenado bajo el juicio de Dios.
20 Porque ante los ojos de Dios, ningún ser humano será justificado (declarado inocente y hecho justo) por medio del cumplimiento de las obras de la Ley, ya que la Ley se limita a hacernos conocer completa y concientemente el pecado.
21 Pero ahora, aparte e independientemente de la Ley, se ha manifestado abiertamente la justicia de Dios que es testificada y confirmada por la Ley y los Profetas;
22 la justicia de Dios, que es por la fe en Jesucristo, para todos los que creen. Porque no existe ninguna distinción ni diferencia
23 porque todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 
24 pero son justificados (declarados inocentes y hechos justos) gratuitamente por medio de su gracia (que es el favor y la buena voluntad de Dios hacia nosotros) provista por medio de la redención cumplida en Jesucristo (el Salvador Ungido) 
25 quien fue puesto por Dios como instrumento de propiciación por medio de su propia sangre, a través de la fe. 
26 De esa manera, Dios ha querido mostrar su justicia al haber pasado por alto en su paciencia nuestros pecados pasados para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea el justo y el justificador del que tiene fe en Jesús. 

Cuando hablamos de justificación lo hacemos de la obra que Dios hizo en y a través de Cristo para declararnos inocentes y hacernos justos delante de Dios.

Esta justicia no es algo que dependa del hombre sino que es un regalo gratuito de Dios por medio de la obra terminada de Cristo en la cruz.

Romanos 5:15-19 (Biblia Expandida de Fe)
15 Sin embargo, no hay comparación ni proporción alguna entre el pecado de Adán y el don gratuito que Dios nos ha dado. Porque si la falta de un solo hombre (Adán) provocó la muerte de todos los hombres, la gracia de Dios y el don gratuito otorgado por la gracia de un solo hombre, Jesucristo (el Salvador Ungido), fueron derramados mucho más superabundantemente sobre todos los hombres. 
16 Tampoco se puede comparar este don gratuito con las consecuencias del pecado cometido por un solo hombre (Adán), ya que el juicio de condenación vino por una sola transgresión, mientras que el don de la gracia lleva a la justificación (el ser declarados inocentes y hechos justos) después de muchas transgresiones. 
17 Porque si por la transgresión de un solo hombre (Adán) reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán como reyes en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo (el Salvador Ungido), aquellos que han recibido superabundantemente la gracia y el don gratuito de la justicia (que los declaró inocentes e hizo justos).
18 Por ese motivo, así como la transgresión de un solo hombre (Adán) causó la condenación de todos los hombres, también el acto de justicia de un solo hombre (Jesucristo) producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. 
19 Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre (Adán), los muchos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo (Jesucristo), los muchos se constituirán en justos.

La justificación es un regalo de Dios por el cual Dios imparte su justicia en nosotros y nos hace justos.

No es por nuestros actos, o cumplimientos de la ley, o entrando en un sistema de obras, ni por nuestra obediencia que alcanzamos esta justicia, sino por la obediencia de uno, Jesucristo.

Por eso lo que somos, el hecho de ser justos delante de Dios no depende de nosotros, sino de Dios por medio de Jesucristo.

Esta justicia que Dios nos da es su misma justicia, la cual no depende de lo que hacemos sino de lo que somos.

2 Corintios 5:21
21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

En Cristo llegamos a ser la justicia de Dios, es decir, llegamos a ser tan justos como Dios lo es.

Así que podemos decir que somos tan justos como Dios.




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