viernes, 21 de agosto de 2015

Por la Gracia de Dios Soy lo que Soy


Al inicio de mi vida cristiana estaba en un grupo donde cantaban: "Por la gracia de Dios yo soy lo que soy". Repetíamos pero no entendíamos lo que cantábamos. ¿A qué se refiere este pasaje? 


1 Corintios 15:9-11
9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.

Pablo hablándonos de su ministerio nos dice que aunque había trabajado más que todos los demás apóstoles, no era su esfuerzo sino la gracia de Dios que estaba en él.

Así como Pablo era el apóstol de los gentiles por la gracia de Dios; Él le ha dado a cada creyente una gracia para servirlo y somos lo que somos por esa gracia que Dios puso en nosotros.

Lo que tu eres no viene por tu duro esfuerzo viene de la gracia de Dios que está contigo.

Romanos 12:3-8
3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

Cada creyente tiene una función dentro de la iglesia local, todos hemos llamados para hacer algo, no hay nadie que no tenga una labor asignada. 

Es la gracia de Dios la que nos capacita para realizar la función en la que Dios nos ha puesto.

En Efesios 2:10 dice que Dios preparó buenas obras para que anduviésemos en ellas; y son las que Dios preparó para tí, para que tu las hagas.

Pablo decía: "No soy yo sino la gracia de Dios que está conmigo." No somos nosotros, es lo que Dios preparó para nosotros y que hacemos a través de Él.

Juan 15:1-5, 16
1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 
16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

Es nuestra unión con Cristo la que nos permite hacer las cosas que Dios ha preparado para nosotros. Al permanecer en Cristo es que podemos llevar fruto y que ese fruto permanezca.

Efesios 2:8-10
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.


Como nuevas criaturas en Cristo fuimos creados para buenas obras, que no son requisitos para nuestra salvación, ni que provienen de nuestro propio esfuerzo para agradar o conseguir algo de Dios, son solamente obras que Dios preparó para nosotros para que anduviésemos en ellas.

Como decía Pablo acerca de que su obra no era él sino la gracia de Dios que estaba con él; tampoco nuestra obra es fruto de nuestro esfuerzo, sino de la gracia de Dios que está con nosotros.

Por la gracia de Dios somos lo que somos y podemos hacer lo que Dios nos ha encomendado llevando mucho fruto.

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