Hace años una pastor amigo mío decía que no se debía predicar de la justicia de Dios (justificación) porque era darle licencia para pecar a la gente, y usaba el ejemplo de una hermana que se aprovechaba de esa verdad para vivir una vida licenciosa.
Lo curioso es que después de 30 años se utiliza ese mismo argumento para hablar del pecado y la gracia de Dios.
Dicen: "El enseñar de la gracia de Dios es darle a la gente licencia para pecar."
El mismo argumento se lo dijeron a Pablo, cuanto más a nosotros el día de hoy.
En Romanos 3:8 dijo: "¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?"
Como dice mi Pastor Jim Andrews: "La enseñanza de la gracia de Dios muestra lo que hay en el corazón del hombre."
Pero la verdad es que los cristianos no necesitan una licencia para pecar, en mis casi 36 años de creyente he visto que los creyentes pecan sin necesidad de ella. Lo he visto en toda clase de iglesias y denominaciones.
Pablo nos dice respecto a la gracia y el pecado en Romanos:
Romanos 6:1-2
1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
La gracia de Dios siempre es abundante para nosotros pero eso no es una excusa para pecar; no podemos echarle la culpa a la gracia ni a ninguna otra doctrina bíblica de nuestras decisiones en la vida.
La gracia hace algo diferente en cuanto al pecado, todo lo contrario a una licencia:
Tito 2:11-14
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,
13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,
14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
La gracia nos enseña a renunciar al pecado y vivir de manera correcta en este mundo.
Así que no le estemos echando la culpa a la gracia del pecado porque lo que en realidad hace es darnos solución para el pecado.
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