Si confiesas con tu boca al Señor Jesús y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Porque la Escritura dice: "El que crea en él, no será avergonzado". Porque no hay distinción entre judío y griego, porque el mismo Señor de todos es rico para con todos los que le invocan. Porque "todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo".
Romanos 10: 9-13
El apóstol Pablo les dice a los creyentes que han nacido de nuevo en Cristo que Dios el Padre “nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha llevado al reino del Hijo de su amor, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Col. 1:13-14). Observe que ha habido un cambio de ubicación. Solías estar bajo el poder de las tinieblas. Pero en el momento en que creíste en Jesús, fuiste removido y colocado bajo la sangre de Jesús, donde hay perdón perpetuo de los pecados.
Para comprender el perdón total de los pecados, debemos comprender el valor de la persona que se sacrificó en la cruz por nosotros. Él solo, debido a que no tenía pecado, podía pagar por todos los pecados de cada hombre. Cuando nuestro Señor Jesús murió en el Calvario, tomó todos los pecados de la humanidad con un sacrificio de sí mismo en la cruz. Él tomó el juicio, el castigo y la condenación por todos los pecados sobre sí mismo. Ese es el valor del único Hombre, Jesús. Él es un pago en exceso por todos nuestros pecados.
Ahora bien, ¿eso significa que todos son perdonados automáticamente? ¡Por supuesto no! Lea atentamente la escritura de hoy. Si bien el pecado de todos está pagado, cada individuo necesita tomar una decisión personal para recibir el perdón de todos sus pecados al recibir a Jesús como su Señor y Salvador personal. Jesús es el único camino a la salvación. No hay otro camino excepto a través de Jesús y Su sangre derramada.
No hay ambivalencia en las Escrituras en cuanto a cómo una persona se convierte en un creyente nacido de nuevo en Cristo. Para ser salvo, debes confesar con tu boca que Jesús es tu Señor y creer en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos. Por lo tanto, cualquiera que te diga que el pecado de todos es automáticamente perdonado y que no necesitas recibir a Jesús como tu Señor y Salvador para ser salvo, es bíblicamente inexacto. Tales enseñanzas son heréticas y son mentiras del abismo del infierno. No hay salvación sin Jesús. No hay perdón sin la sangre purificadora de Jesucristo. No hay seguridad de que todos nuestros pecados hayan sido perdonados sin la resurrección de Jesús.
Pero hoy, como creyentes nacidos de nuevo en Cristo, existe el perdón y la asombrosa seguridad de que nuestra salvación es segura y ¡nunca seremos avergonzados! Esta es nuestra realidad hoy: podemos disfrutar de Su presencia, Su justicia y Su ayuda todos los días y en todas las estaciones.
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