viernes, 24 de julio de 2015

¿Confesión de Pecados? - Primera Parte


1 Juan 1-10
1  Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida
2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó);
3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
4 Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.
5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.


Para entender este capítulo y todo el libro de Juan debemos entender no solo el contexto de toda la Biblia sino también el contexto histórico de este libro.

Cuando conocí al Señor me enseñaron que debía ir a los pasajes bíblicos con las preguntas: ¿Quién? ¿Cuando? ¿Donde? ¿Por qué? ¿Qué? 

Más adelante aprendí la importancia del contexto en la lectura bíblica, no solo el contexto inmediato sino el de el libro donde se encuentra el versículo y toda la Biblia en conjunto. Además conocer el contexto gramatical, histórico, social, geográfico y otras cosas relacionadas con lo que leemos.

Si utilizáramos estas dos reglas apropiadamente nos sería muy fácil distinguir las verdades bíblicas y no tragarnos todas las doctrinas falsas y tradiciones de los hombres.

Me parece curioso que muchos ministros no le den importancia a esto y crean que no es necesario; el otro día un ministro me decía: "El contexto gramatical no existe porque la Biblia se escribió corrida, sin puntos ni comas." Yo le pregunté: "¿Y entonces porque usas Strong's y Vine's que son dos diccionarios bíblicos?"

Respondamos las preguntas antes de continuar:

¿Quién? El autor fue el Apóstol Juan.

¿Cuando? Alrededor del 95 DC.

¿Donde? Probablemente en Éfeso

¿Para quién? Es una Epístola Universal, no tiene un destinatario específico sino toda la iglesia y en el contexto vemos que también a la secta gnóstica de los docetistas.

¿Por qué? La secta gnóstica docetista se había infiltrado en la iglesia negando la humanidad de Cristo y además diciendo que no había pecado. 

¿Para qué? En esta Epístola Juan refuta y corrige las enseñanzas de esta secta, mostrando la humanidad (y divinidad) de Jesucristo y la falsedad de doctrinas como la que decían que no existía el pecado.

Viendo esto pasemos a los primeros versículos:

En los primeros cuatro versículos Juan trata con la doctrina docetista en cuanto a la humanidad de Jesucristo.

Los docetistas como toda secta gnóstica creían que la carne era mala y el espíritu era bueno, por ese motivo Jesucristo, siendo Dios no podía haber venido en carne.

La palabra docetista viene de la griega doka, que significa una aparición. Así que ellos decían que Jesús no había venido en carne, sino que fue un espíritu, y que la crucifixión en realidad no sucedió.

Juan dice: "...lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos...."

Aquí Juan, siendo un testigo presencial de la vida de Jesús les dice que el con su cuerpo físico había oído, visto y tocado a Jesús, que Jesús no fue un espíritu sino una persona viva que anduvo en esta tierra.

Juan nos habla claramente de esta doctrina:

1Juan 4:2-3 
2 En esto conoced el Espíritu de Dios:  Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne,  es de Dios; 
3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne,  no es de Dios;  y este es el espíritu del anticristo,  el cual vosotros habéis oído que viene,  y que ahora ya está en el mundo. 

2 Juan 1:7 
7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo,  que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne.  Quien esto hace es el engañador y el anticristo. 

Estos gnósticos docetistas no reconocían que Jesús había venido en carne y vemos aquí como Juan los llama claramente como engañadores y como el espíritu del anticristo.

El peligro del gnosticismo era evidente. Éllos negaban la encarnación de Dios en el Hijo. Al hacerlo, negaban la verdadera eficacia de la expiación ya que, si Jesús no es Dios, Él no podría hacer expiación por toda la humanidad y nosotros estaríamos todavía perdidos en nuestros pecados.


Continuará







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