Hay algunos cristianos que creen que puedes perder la comunión con Dios cuando pecas, y necesitas confesar tu pecado a Dios y obtener el perdón para volver a ser justo. Afirman que tu relación con Dios no se rompe cuando pecas, pero la comunión con Él sí, por lo que debes confesar tu pecado para restaurar la comunión con Él.
Suena muy bien. Pero creer que su comunión con Dios se rompe cuando peca, afectará tu capacidad de acercarte con confianza a Su trono de gracia para recibir de Él. En realidad, tanto las palabras "relación" como "comunión" comparten la misma raíz griega koinonia. Esto significa que incluso si fracasas, la relación y la comunión con Dios no se rompen. ¿Por qué? Porque todos tus pecados y fracasos han sido pagados en la cruz. ¿Cómo puedes perder tu justicia en Cristo cuando está basada enteramente en Su obra perfecta y no en tu imperfección?
Para ver cómo tenemos justicia eterna en Cristo, mire la profecía en el Libro de Daniel sobre la obra de Jesús en el Calvario. Daniel 9:24 describe su misión en términos inequívocos: "... para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable". Amados, ¡podemos regocijarnos hoy porque Jesús ha cumplido cada ápice de esta profecía! La sangre de toros y machos cabríos en el antiguo pacto solo proporcionaba justicia limitada y temporal a los hijos de Israel, y es por eso que con cada nueva falla, los sacrificios tenían que repetirse.
¡Pero en el nuevo pacto, la sangre de Jesús puso fin al pecado y nos dio justicia eterna! Escucha atentamente esto: Jesús no tiene que ser crucificado repetidamente cada vez que fallas porque cada pecado ya ha sido pagado en la cruz. Necesitamos confiar en que completa y perfecta es Su obra terminada. Hoy, como creyente del nuevo pacto, eres justo no solo hasta tu próximo pecado. ¡Tienes justicia eterna!
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