Ciertamente Él te librará de la trampa del cazador y de la pestilencia peligrosa.
Salmo 91: 3
Ciertamente Él te librará del lazo del cazador. No "tal vez" o "a veces", sino un "ciertamente" sin reservas. No un condicional "Él podría", sino un definitivo "Él lo hará". ¡Qué bendita seguridad tenemos de que nuestro Dios nos librará del lazo del cazador!
La Biblia describe al diablo como un cazador. Un cazador es un cazador de aves profesional. Coloca trampas y las oculta cuidadosamente para poder tender una emboscada a los pájaros desprevenidos. La Biblia también describe al diablo como un ladrón y asesino que viene a robar, matar y destruir (ver Juan 10:10).
Lo que necesitamos entender es que el mundo en el que vivimos es un mundo caído. Adán cometió alta traición y le dio las llaves de este mundo al diablo. Por lo que hizo Adán, el diablo es el gobernante de este mundo. El apóstol Pablo lo llama “el príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2). Es por eso que mientras el diablo siga siendo el gobernante de este mundo, el mundo seguirá oscureciéndose cada vez más y seguirán habiendo accidentes, enfermedades, calamidades, tragedias y muertes.
Pero podemos regocijarnos al saber que la concesión del diablo sobre este mundo se está agotando rápidamente. El apóstol Pablo también nos dice que nuestro Señor Jesús regresará y que todos sus enemigos serán humillados o puestos bajo sus pies, con la muerte como el último enemigo en ser destruido (ver 1 Corintios 15:26).
Mientras tanto, veremos que el mundo se vuelve cada vez más oscuro. Pero como creyentes, no necesitamos vivir con miedo. Nuestra confianza está en nuestro Señor Jesús. Estamos en este mundo, pero no somos de este mundo (ver Juan 17:16). Hay un cazador muy real y activo que está preparando trampas. Incluso mientras escribo este libro, leo y escucho informes sobre explosiones de bombas, tiroteos, un avión comercial que se estrella al aterrizar y brotes virales en diferentes partes del mundo.
En lo natural, esto puede ser extremadamente descorazonador. Pero no olvide que tenemos un Salvador que es aún más real, y Él ha prometido librarnos de las trampas del cazador y de peligrosas pestilencias (enfermedades y virus peligrosos). La conclusión es que debemos darnos cuenta de cuánto necesitamos a nuestro Salvador y Su protección a diario. Necesitamos involucrar al Señor Jesús en nuestras vidas todos los días. ¡Solo Él puede librarnos y mantenernos a salvo!
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